La Talla es el conjunto de facetas, aristas y vértices que determinan la forma y acabado exterior de un diamante.
Las caras o facetas siguen unas pautas de tamaño, ángulo respecto a la tabla (faceta principal), número de las mismas, etc. que definen exactamente el tipo de talla de un diamante.
Las tallas más conocidas de un diamante:
Brillante, Marquise, Princesa, Pera, Oval, Corazón y Esmeralda.
Habiendo dicho esto, nos encontramos con toda una gama de tonos y colores que implica una clasificación que va desde el incoloro total al color.
La ausencia de color permite apreciar con toda su intensidad el efecto de dispersión de la luz en los siete colores del arco iris, lo que se denomina "Fuego" de un diamante.
Durante el proceso de cristalización de un diamante, con frecuencia se incluyen en el cristal pequeños elementos que quedarán en su interior como impurezas y que se denomina inclusiones.
Según el tamaño, cantidad y localización de las mismas, se clasifica al diamante en una escala de pureza a la lupa 10x.
El peso es el 4º factor, que junto con la talla, color y pureza determinan el precio de un diamante.
El peso se mide en quilates, y éstos a su vez en centésimas o puntos.